Llevo días con ganas de escribir sobre el tema de los aliados del chamán, al mismo tiempo, llevo días buscando neuronas en la sopa de materia gris en la que se ha licuado mi cerebro por la ola de calor. Empiezo por aliarme con un a cerveza fresca.

Todos los chamanes que conocí y tuve el honor de ver trabajar, nunca lo hacían en su propio nombre. Neutralizaban a su ego invocando el ayuda de sus aliados, entonces el espíritu era el encargado de hacer el trabajo, mientras, el chamán se trasformaba en la «materia» actuando en el plano físico. El curandero Carlos Said, trabajaba con la ayuda de una señora inglesa, por ello en su templo de sanación en Ciudad de México, siempre había una silla vacía. A la silla le ponían una piedra encima al empezar las curaciones, decían para que el espirito no volara. Pachita y más tarde su hijo, operaban con la fuerza de El Hermanito; Doña Serafina siempre obraba acompañada de los Niños Santos; los chamanes del Valle de Cuzco dejan que sean los Apus y las Mamitas, espíritus de los Andes, a sanar y guiar; y los espiritistas Venezolanos de la Corte Medica, dejan que sea un doctor, el Doctor Hernandez, el que se ocupe de realizar las operaciones y sanaciones.

Cuando alguien acude a ser guiado, sanado y pide ayuda es importante poderle atender desde un plano más elevado del «yo cotidiano». Todo terapeuta trata de olvidar su condición de ser humano corriente, y opera desde la escucha profunda, desde su lado amoroso, neutral y de recursos.

En mis sesiones de coaching y creatividad chamánica yo elijo como aliados a los arcano mayores del tarot. Son mi Corte Aliada, por así decirlo, dejo que sean los naipes a comunicar con el inconsciente de la persona que viene a verme y yo me limito a obrar en la periferia, como una traductora. Los arcanos, con sus figuras ambiguas, a veces un poco distorsionadas, nos permiten conectar con el cerebro simbólico y a través de asociaciones, nos permite recordar la trama del un mito personal que nos estamos contando. Mi manera de leer el Tarot es muy interactiva, repito, yo soy la traductora o la observadora participante y entonces, como lo hace un chamán, coopero para que la «magia» tenga lugar entre la persona y el mundo de las posibilidades.

Trabajar en nombre de es un truco/ técnica/ verdad muy útil. Primero, porqué eliminamos las expectativas del ego; segundo, porqué asumimos que hay algo más listo y profundo que tiene la solución; tercero, porqué un chamán, terapeuta o mentor solo puede acompañar y organizar el «encuentro»: la Magia de la Sanación o del Orden, ocurre únicamente por la voluntad del mismo cliente a abrirse al propio misterio.

El Tarot es ese misterio al que todos podemos acudir; en mi experiencia a veces son las personas que no saben nada de Tarot las que se dan  espontáneamente las respuesta más originales y precisas. Pues te animo a probar y construir tu propia Corte Aliada. ¿Cómo? Empezando fácil, con el clásico método de sacar Una Carta y meditar con ella, hablar con ella o imaginar que le contestaría el personaje a tus preguntas. Puedes dormir con este arcano y pedirle te conteste en sueños, o solo observarle o meditar o dar un paseo llevando el arcano en el bolsillo.

Recuerda: un chamán ( o metachamán) es alguien que experimenta y la medida de la verdad, será lo que le sea útil 😉

Recursos para aprender tarot a nivel intuitivo y familiarizarte con él: La ventana mágica -y el país del Tarot

OJO: NUEVA EDICIÓN – Darkana, la sombra del Mundo.