«Actualmente es imperativo prestar atención a los problemas ecológicos. Nuestro planeta, la casa en la que vivimos, corre peligro de hacerse inhabitable por la negligencia de nuestra sociedad industrializada».

Era el año 1993 cuando Ángeles Arrien – antropóloga y conocedora de las tradiciones del chamanismo – pronunciaba estas palabras. Arrien explicaba que para las culturas indigenas no solo era triste esta desconexión del hombre industrializado de la Madre Tierra, sino que les resulta incomprensible, porque ellos no se consideran a si mismos  propietarios de la Tierra, sino sus Guardianes. Según la visión de un chamán la sociedad está loca, ha perdido la capacidad de crear su realidad, porqué está desconectada de la naturaleza tanto en el interior como en el exterior. Para recuperar la cordura, los chamanes dicen que nuestra alma debe regresar a su casa. Sin alma un guerrero es una maquina que obedece a los hábitos, sin cuestionarse nada. 

Los chamanes siempre han percibido la conexión entre los dos mundos, la realidad interna y la realidad externa. Así como saben que la Tierra es la casa de todos. Saben que el mundo exterior es un reflejo del sueño interior del individuo, así como el mundo es el reflejo del sueño de la humanidad.

El mundo, como tristemente lo vemos en estos días, es el reflejo del descuido interior del cuerpo colectivo que llamamos «sociedad». Y como hemos perdido la conexión con la tierra, olvidamos que somos todos una familia, hijos e hijas del planeta; «la sociedad» entonces, se transforma en un ente extraño algo que a duras penas reconocemos ser nosotros. 

– ¿Y que puedo hacer yo? Nosotros no podemos hacer nada – nos decimos. – Son los políticos que no hacen nada, ¿Para que voy a evitar comprar plástico? Yo solo ¿Cómo puedo hacer la diferencia? ¡Es ridículo! – ¿Para que voy a coger el tren si con el avión me sale más barato? – Protestar no sirve, ellos hacen lo que les da la gana –.

Esta es la canción de las excusas, del postergar, la letanía del «es difícil», es el discurso de la victimitis vs el liderazgo ecológico, o la idea loca de que carecemos de autoridad vs reclamar el valor de nuestras acciones. Ecología (del griego oíkos), significa casa. Prestar atención a la salud de tu «casa interior», aunque parezca nada, genera la suficiente consciencia para poderse ocupar de la «casa exterior».

No te digo que cambies el mundo: tu pequeña «casa exterior» es tu área de impacto. Empieza a dar el ejemplo en tu casa, muestra como hacerlo diferente en la oficina, habla con tus amigos etc. y día tras día te trasformas en el líder de tu ecología interna y externa. Y un líder que crea a otros líderes.

Vivimos un momento dramático, un reto a nivel global, y el llamado es a despertar. La víctima espera un salvador, alguien que venga desde fuera y le resuelva la papeleta. El guerrero, el líder ( aunque solo el líder de su propia casa) se pone en acción.

Haz lo mejor que puedas – dice el cuarto acuerdo de los Toltecas, del libro del nagual Don Miguel Ruiz, Los Cuatro Acuerdos. Todo suma, el pequeño esfuerzo que no haces, en el tiempo se trasforma en un mar de plástico. La acción consciente, aunque pequeña, con el tiempo lleva a abrir la ventana de la esperanza. Para todos.

Todo cambio empieza por un pequeño gesto, un paso, y una acción. ¿No me crees? 

«Érase una vez una mujer afroamericana llamada Rosa Parks que un día se sentó en un autobús.  Solo era una mujer, solo era un asiento, solo era un autobús». 🙂 

Empieza a hacer lo mejor que puedas y no dudes, tu puedes.

Si no te sientes líder tengo un libro que te va a sacar todas las dudas: Aquí. Repito, no dudes, actúa. ❤