Por fin, una pausa del huevo frito estrellado en el cielo azul mallorquín. El primer temporal de verano ofrece un alivio a mis neuronas acaloradas. Algo de fresco para regresar al Intuitarot y explorar la carta de L’HERMITE, bandera de los introvertidos solitarios como la servidora. El personaje de la carta me recuerda a un maestro Jedi, con su capa y bastón en el que quizas esconda su espada láser. Siendo la espada roja, cosa que representaría al equipo de los del Lado Oscuro, imagino que este sea un maestro navegado, que después de explorar sus debilidades, fue capaz de domarlas y ahora puede trasmutar su propio lado oscuro en energía limpia. Un Jedi ecologista. Pero en la otra mano levanta en lo alto una lampara: la Luz de la Fuerza y con ella mira a su pasado.
La semana pasada me visitó una amiga muy querida con la que viajamos a México hace 25años. Fue un encuentro muy bello entre guerreras que ya llevan escrito en canas y arrugas su pasado ( tampoco tenemos tantas, seguimos buenorras!). Un pasado de victorias y de derrotas, donde también, buscando la Fuerza, nos topamos en el Lado Oscuro. Fue un muy buen reencuentro porqué nos permitió reconectar, ambas, con el espíritu de aquellas primeras aventuras en búsqueda de chamanes y maestros en tierras lejanas. Ese espíritu es el espíritu de la risa, del humor que los guerreros necesitan para danzar en su búsqueda y no volverse secos, duros y dogmáticos con el pasar de los años.
Nos reímos mucho en la noche, sentadas frente a la fogata de San Juan. Como el azar no existe, el destino hizo encontrar estas dos brujitas en la noche del solsticio de verano y entre recuerdos y chistes, desfilaron todos nuestros comunes maestros en los cuentos frente a las llamas y luego las brasas. Hoy, después de tanta noche en vela y tirar de adrenalina para ir a trabajar ( la otra guerrera durmiendo de vacaciones) me sienta bien una pausa: han pasado 25 años y lo noto jajajaja.
Mi L’HERMITE, el Hermes viajero, más vivo que nunca, es feliz de descubrir que mi amiga y yo seguimos mas Pues Eternus que Saturnos. Si pienso al ingrediente secreto que alimenta la llama de La Luz de nuestras linternas, seguramente diría la facilidad de reír de nosotras mismas, de los percances, la capacidad de enfrentar la vida con ironía y tirar para adelante aun magulladas. El nombre de nuestro guía y maestro es LA RISA COSMICA, aun que a menudo nos hemos reído a solas. ¿Y ahora que? ¿Que planes siguen para las dos? Ahora que hemos aprendido que los maestros son herramientas, que hay que respetarlos y a la vez ser capaces de reír de sus debilidades con cariño, para que no se transformen en muros ¿que camino tomaremos?
Mara, mi amiga, dice que el camino no importa, que da igual, mientras tengamos ganas de explorar, de disfrutar del viaje, porque así es cómo se vence el miedo. Ella con sus proyectos musicales en la radio, yo con los libros que quiero escribir. Adelante con la sonrisa en la cara.
Trabajar con esta carta da por muchos caminos, desde la parada meditativa para reflexionar sobre el recorrido hecho, para entender lo bien que nos sirvieron las piedras en el camino y poder abrir el corazón a la gratitud. Por ejemplo. O bien nos podríamos imaginar al final de nuestro camino, mucho más viejecitos y sabios, iluminando con La Luz de la experiencia a nuestro YO más joven. ¿En quien nos queremos trasformar para estar satisfechos de nosotros mismos en esta vida? ¿Cómo quieres ser siendo abuelo/a? Y recorriendo estos pasos hasta llegar a hoy ¿que es lo que deberías ser, hacer, para llegar a una vejez en plenitud y satisfacción interior? ¿Cómo podemos ocuparnos mejor de nuestro templo-cuerpo para tener el tiempo de hacer todas las cosas que amamos? y esas cosas ¿Cuáles son?
Mi gran maestra en este tema de la vejez fue mi abuela Annita ( la que utilizaba la escoba como arma y que siempre, siempre se reía de todo aun que fuera difícil). El día que murió me dijo: – No llores, yo hice todo lo que me propuse hacer y nunca me traicioné a mi misma, esta bien así ahora muero y ¡ciao!– lo dijo riendo y era sincera. Se fue serenamente durmiendo y murió con una sonrisa en sus labios.
Para llegar a una cualidad humana tan iluminada ( mi abuela ni sabía leer ni escribir) ahora que L’HERMITE ha llegado casi a la mitad de su sendero tarotistico, hace una pequeña pausa de reflexión: es un cruce. En el símbolo de la cruz hay un centro, un eje mágico, el fulcro de todas las decisiones y futuros posibles o la fuente de la sabiduría.
Sigue lloviendo ¡Que bien! Me retiro en la cuevita a pensar y ¡ciao!
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