Amor en minúsculas, de Franscesc Miralles, es una pequeña joya que está cosechando un gran éxito internacional. Una entrañable novela que conjuga referencias literarias y filosóficas con una historia repleta de la magia de las pequeñas cosas.

¿De que va? Samuel, un solitario profesor de lingüística, se despierta el día de Año Nuevo, está convencido de que el año que empieza solo le traerá verbos pasivos y no demasiados momentos en cursiva, hasta que un visitante inesperado se cuela en su apartamento de Barcelona y se niega a salir. La aparición de Mishima, un gato callejero, se convierte en el catalizador que hace viajar a Samuel desde la comodidad de sus libros favoritos, sus películas extranjeras y su música clásica hasta lugares en los que nunca ha estado (como la casa de al lado) y a conocer a gente que nunca pensaría haber conocido (un vecino con el que no había intercambiado ni una palabra). Pero aún hay más: el gato lo reencontrará de nuevo con una misteriosa mujer de su pasado, Gabriela, a quien no tenía esperanzas de volver a ver.

Es una historia inteligente, divertida y tierna que personalmente, me ha transportado en la Barcelona, a veces surrealista, en la que viví hace unos años.

¿Por que me gustó?

1.Me gustó porque, a parte de ser divertida, retrata la soledad a lo masculino, el autor muestra este lado vulnerable de los hombres con mucha sinceridad. Chicas, no todos son Macho-Man.

2.También me gustó porque aprendí un montón, desde las palabras que solo tienen un significado en el idioma al que pertenecen ( tema que como pluri-lingüe me toca de cerca), curiosidades sobre escritores que en la escuela clasifiqué como ‘pesados’, y como encontrar un gato en casa cuando hay que llevarle al veterinario. 😉

3.El tercer motivo por el que lo recomiendo, es por la invitación que el personaje indirectamente hace al lector, respeto al ser curioso y decirle que SI a la vida, abrirse a ella con inocencia y desde el corazón… o por lo menos esto es lo que yo saqué de la lectura y como me sentí llegando a la palabra FIN.

¡Chapó!